1. La transmisión del calor corporal del caballo al cuerpo del jinete:
El calor corporal del caballo es de 38º C, pudiendo subir hasta 38,8º C; por lo tanto mas caliente que el cuerpo humano, siendo una herramienta calorífica para distender y relajar musculatura y ligamentos además de estimular la sensopercepción táctil. El mayor flujo sanguíneo estimula el sistema circulatorio beneficiando la fisiología de los órganos internos.
Se ha comprobado que el efecto distensor de los aductores se mantiene hasta seis horas después de una sesión terapéutica.
2.La transmisión de impulsos rítmicos del lomo del caballo al cuerpo del jinete.
El caballo transmite por medio del movimiento de su lomo impulsos rítmicos al cinturón pélvico, a la columna vertebral y a los miembros inferiores del jinete. Al caminar al paso se transmiten de 90 a 110 impulsos rítmicos por minuto, aumentando al trote la intensidad y cantidad de estos.
Los impulsos fisiológicos se propagan hacia arriba a través de la columna vertebral hasta la cabeza generando reacciones de equilibrio y enderezamiento del tronco, además activan nuevas áreas neuronales que se encargan de compensar otras áreas dañadas (plasticidad neuronal).
También estimula el movimiento intestinal a través del movimiento basculante de la pelvis, y, la función respiratoria se regulariza 
debido a la posición erguida del jinete , liberando el diafragma y posibilitando una respiración profunda y rítmica.
3. La transmisión de un patrón de locomoción equivalente al patrón fisiológico de la marcha humana.
La equinoterapia permite que el patrón de marcha sea incorporado desde una posición sentada. Esta adquisición se graba en el cerebro y con el tiempo se automatiza, lo que facilita su transferencia a la marcha pedestre.
